
Hoy, el plan era tener presentaciones en la playa durante la mañana, sin embargo, el sol no se dejó ver y en su lugar Dios quiso regalarnos un día nublado.
Se decidió estar un tiempo más en casa para orar, alabar juntos y compartir alguna palabra específica para el momento.

El Señor nos confirmó que lo estamos haciendo bien, pero aún hay MAS!!! Al final decidimos ir nuevamente al Zoo, en donde había preparado otra vez unas decenas de chiquitines con caritas ingenuas, risueñas y con expresiones que nos decían de alguna manera: bienvenidos! Cantamos, bailamos con ellos y al final los niños corrían de un lugar a otros tras Karim, el profesor Pringao y el payaso Pablito; quien casi se hundió en un puente flotante intentando cruzar un lago detrás de nuestro escenario. Tendrían que ver lo gracioso que fue para todos ver como él se quitaba sus rojos y grandes zapatos plásticos para sacar toda el agua que tenía dentro. Después, Pablito alejó rápidamente del lugar para que no se les ocurriera repetir la aventura…
Luego, aprovechamos unos minutos para rodar…sí, eso mismo he dicho: “rodar”.

Cada quien según su turno entraba en aquel tubo y luego era lanzado por los demás desde una pequeña pendiente. Era como ver piernas, cabezas y traseros dentro de una batidora y luego verles salir del tubo como si estuviesen borrachos. (Mira el video en la entrada anterior de esta.)
Le ocurrió a Steven, nuestro anfitrión, pedir permiso para actuar en un centro comercial. Fuimos al director del centro, y él nos dijo,

“¿Cuándo quieres hacerlo?” “En diez minutos.” “Vale.” Akí, es así de sencillo. Habían alrededor de cien personas expectantes y muchas otras más que caminaban entre las tiendas para hacer sus compras, una de las cuales era la tía de Gretel que “por casualidad” estaba andando por allí.
Se notaba algo de cansancio en el equipo por el esfuerzo requerido para las tres presentaciones anteriores,

pero un gran entusiasmo por seguir. Nos trasladamos a la iglesia Mozaik, una iglesia nueva con pastor que era JCUMero como joven. Fue genial presenciar como cada miembro del equipo sacó fuerzas y ánimo de donde no había y mostraron su mejor sonrisa y disposición. Recibimos una ovación tremenda y creo que el drama sobre familias impactó de una manera especial.

Volvimos a casa para una ligero cena, ya llenos de la satisfacción de haber vivido un día completo.
-Tu fiel reportera, Sidia